marzo 15, 2010
número 52
y nos lo comemos todo... sí?
vamos a ponerle unas velitas
y vamos a cantar las mañanitas
el cumpleaños
fobia
Sábado, 9 a.m., te despiertas lentamente, te estiras, ves el reloj y te estás volviendo a enredar en las sábanas con tu media naranja que está a tu lado cuando de repente recuerdas... HOY ES LA FIESTA DE MARISOL, esa niña de trenzas que va en el salón de tu hija. Adiós más minutos en la cama, adios mañanero y córrele para que todos estén listos con regalo en mano para tan magno evento. Y así mientras te vistes, sólo te queda por pensar en lo que está por venir. Será una buena fiesta, un suplicio o un poquito de ambas. Eso es lo que a los padres de familia nos pasa por la cabeza cuando nos enfrentamos a las hermosísimas FIESTAS INFANTILES.
Todos hemos tenido de cerca una, al menos una, fiesta infantil. Cuando eramos niños fuimos tanto homenajeados como invitados. De adolescentes tuvimos que ir, y tal vez de mala gana, como invitado del sobrinito o primito o cualquier otro parentesco. Ya más entrado en la juventud adulta, fuimos a la fiesta del sobrinito o primito o hermanito de la niña con la que queríamos. Esto, más que por amor a la fiesta infantil, fue más por quedar bien con la susodicha y para ver si daba el sí. Y ya más mayorcitos, fuimos como papás del festejado o como el papá del invitado del niño del salón.
Como niño, ya sea festejado o invitado, una fiesta es lo mejor que te puede pasar. Brincolín, gritos, cara pintada, puedes no comer y sobretodo porque tienes permiso para darte un atascón y una sobredosis de azúcar de lo lindo.
Como adolescente, pues ni como ayudarte estás ahí porque no te queda de otra y te jo...robas.
Como papá, pues la verdad es que tampoco te queda de otra, a menos que quieras generar un trauma en tus chamacos como el papá/mamá ausente de sus eventos sociales. Así, que si quieres ver feliz a tus hijos, sólo te queda apechugar y llevarlos a las fiestas para que convivan con sus amiguitos, se la pasen bomba, tengan un sugar-rush y regresen muy cansados, muy divertidos y muy pero muy pegajosos.
En esta ocasión, el jara hace un servicio a la comunidad con esta mini-guía NO oficial de lo que encontrarás en las fiestas infantiles. ¿Cómo sobrevivir a eso? es bronca tuya. Pero al menos sabrás a lo que te vas a enfrentar y por lo tanto podrás pensar en tus estrategias para sobrevivir en ese mundo donde reinan los caramelos, los gritos y el caos. Hay que señalar que puede que este post sea muy largo.
Habiendo dicho esto y asumiendo que pase lo que pase no hay manera de que te escapes del convivio es hora de que leas el PSEUDO-MANUAL DE "SUPERVIVENCIA" DE LAS FIESTAS INFANTILES (está mejor eso de pseudomanual)
I. LOCACION
Este es el primer punto a considerar. ¿Dónde será el mentado convivio? ¿será en casa del festejado, en jardín, en casa del algún pariente o en el fabuloso salón de fiestas? Y aunque no lo creas, el lugar hace la diferencia y ahorita vas a ver por qué.
Si es en un salón de fiestas, que dicho sea de paso es un negociazo (luego hablamos de este punto), tendrás que mentalizarte de que habrá niños corriendo sin supervisión adulta, adultos sobreprotectores que no se despegan del brincolín, adultos valemadristas que se desentienden de sus hijos, comida de dudosa procedencia, gritos de niños divertidos, gritos de mamás regañando, música infantil a todo volúmen, piso del baño pegajoso, gritos y lloriqueos en, debajo y alrededor de los brincolines y muchos más elementos que veremos más adelante.
Si, por el contrario, la fiesta es en casa del niño o de alguno de sus parientes, tendrás todo eso pero con la diferencia es que aquí habrá, de menos, cervezas. Lo que hará mucho más pasadero el momento.
II. PREPARACION
La preparación se refiere a dos apartados principalmente.
• El regalo - Una de las peores cosas a las que uno se enfrenta es decidir qué regalarle al cumpleañero. ¿Juguete o ropa? Si es juguete entran varias variables. Género, edad, gustos del niño, precio, etc. Y si decides que sea ropa, entonces hay que pensar en la talla, colores y gustos. No porque sea niña, significa que le gustan las barbies o el color rosa, por lo que no siempre es fácil encontrar el regalo. Después del regalo viene la envoltura. Hay quienes compran el papel adecuado, el moño ideal y demás. Yo siempre he creído que no debe uno esforzarse mucho en esto. ¿Por qué? ¿Han visto cómo abre un niño un regalo? No queda ni una envoltura viva, así que para que esforzarse.
• La vestimenta - Y no me refiero a la tuya, sino a la de tus hijos. Como padre del retoño irás con lo básico pantalón, camisa, blusa o playera, zapatos o tenis, o sea irás bien vestido (o mal depende quién te juzgue). En cambio los niños querrán llevar su ropa favorita o tal vez uno de los tantos disfraces que tienen en su closet. Así que tendrás que estar preparado/a para 1. disponer de todo el tiempo necesario para que los enanetes se decidan que ponerse y 2. que lo hagan rápido sin perder el tiempo viendo la tele, yendo al baño y demás actividades que sólo te retrasan. Al final del día siempre podrás aplicar la medida dictatorial de tú decidir qué se ponen, pero como consejo, esa medida deberá estar reservada sólo para las fiestas muy "nice" donde tengan que ir BIEN vestidos. La medida dictatorial te garantiza que a) los niños se pongan lo que tú digas y b) berrinches que durarán del momento en el que los vistes hasta que haces la entrada "triunfal" a la fiesta.
Después de seleccionado el vestuario, tienes que considerar el PLAN B, es decir, la ropa sustituta que va en la backpack, pañalera, bolsa del super y que servirá como reemplazo en caso de que tus hijos se tiren el agua de jamaica encima o simplemente no lleguen al baño. Siempre hay que llevar una ropa de cambio para, como dicen... lo que se ofrezca. Es muy probable que no la tengas que usar, pero como dice el sr. murphy y sus leyes... basta que no la lleves para que la necesites.
III. LA LLEGADA
En este apartado lo único que te puedo decir es que, a menos que conozcas el lugar donde vas como la palma de tu mano, pidas siempre un mapa. No hay nada más bonito que perderse en el camino, especialmente cuando llevas a los invitaditos que ya quieren llegar a romper la piñata, jugar en el inflable, partir el pastel sin mencionar que quieren ir al baño.
they say it's your birthday
we're going to have a good time
i'm glad it's your birthday
happy birthday to you
birthday
the beatles
IV. LA FIESTA
Este "capítulo" se va a dividir en varios "subcapítulos" de acuerdo a lo que es probable que encuentres en el convivio y no necesariamente es el orden en el que lo encontrarás.
Juegos Infantiles
Lejos quedaron esas épocas donde los juegos en un salón de fiestas eran las resbaladillas, los carruseles, los columpios y la mítica alberca de hule espuma (que las prohibieron quesque porque eran peligrosas). Ahora los juegos, seamos sinceros, tienen mucho más atractivo que los de antes (excepto por la desterrada alberca de hule espuma). Laberintos, paredes para escalar, inflables, camas elásticas y hasta tirolesas. Bueno, que me ha tocado ir a salones de fiesta donde hasta hay mini-cancha de futbol rápido.
¿Qué puedes esperar en el área de juegos infantiles? Pues va a depender mucho de los niños que llevas y los demás invitados. Lo que es seguro es que habrá muchos gritos. Los que han estado en fiestas infantiles, como yo, se darán cuenta que el nivel de decibeles de los gritos de los niños está muy por arriba de lo permitido. Es más, si me apuran un poquito, ningún concierto de heavy metal alcanza el nivel que un grito infantil. Otra cosa, pongan atención a los gritos de un niño, en el AAAAAAAHHHHH, de repente hay una pausa que graficada podría verse así:
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA_____________AAAAAHHHHHHHHHHH
Esa pausa contrario a lo que se piensa, n o es porque el gritoncito haya dejado de gritar para tomar aire. Lo que realmente sucede es que el niño grita con tal intensidad, que la pausa es porque las ondas de sonido del grito rebasan el espectro el cual nosotros podemos escuchar, para entrar al espectro de ondas que sólo escuchan los perros. O sea que en esa pausa, miles de perros pierden la orientación, el oido y comienzan a ladrar despavoridos.
Además de los gritos, alrededor de los juegos infantiles encontrarás:
• Mamás y Papás sobreprotectores que no dejan a sus angelitos solitos, no vaya a ser que salgan lastimados porque algún gandalla los aventó del inflable. REMEDIO - Ninguno, al contrario, para ti será mejor que haya alguien ahí cuidando niños. Estará vigilándolos a todos por lo que tú podrás quedarte sentado platicando con los demás papás "irresponsables" que dejan a su suerte a sus hijos.
• Gandallas que sólo están esperando que alguien se suba al inflable, al columpio o al laberinto para subirse ellos a agandallárselos. REMEDIO - Sólo colócate cerca del juego en cuestión y al identificar al gandalla, dile a tu hijo 1. Si alguien te molesta m'ijo, avísame (sirve pero dejas a tu retoño como ñoño que no puede defenderse) 2. M'ijo, acuérdate que si te molestan me avisas y no vayas a defenderte como la otra vez que le rompiste la nariz a tu primo (a diferencia del anterior dejas claro que tu hijo sabe defenderse y no queda como inepto y tampoco queda como gandalla abusivo)
• Zapatos regados por doquier. Las reglas de la mayoría de los juegos son que los niños no se pueden subir con zapatos, por lo que los escuincles ven esto como el paraíso perdido, ya que en su casa eso no sucede jamás. Esto es, según se dice, para mantener en buen estado los juegos y los inflables, pero si al menos los limpiaran... ¿han visto los calcetines de un niño, después de usar uno de estos juegos? Quedan más sucios que la imagen de los políticos. REMEDIO - No hay manera de salvarse a la quitada de zapatos, por lo que la única recomendación es que el niño lleve calcetines NEGROS o de perdis azul marino. Y ya sea que se los lleve puestos de origen o si no sucede así, quesque porque no combina con el resto del atuendo, pues para eso es la backpack con ropa de reserva de la que hablé hace rato. Ah y ojo, porque aunque no lo crean, muchos zapatos han cambiado de dueño en estos lugares. Entran con unos MIKE modelo 2005, y salen con unos NIKE 2008... y de que pasa... pasa.
keep telling us we're to have fun
then take all the ice cream so we've got none
the failed magician waves his wand
and in an instant the laughter's gone
more than a party
depeche mode
Los shows y/o concursos
Hay fiestas en las que, como si no hubiera diversión suficiente, podrán deleitarte con un show. Te lo venderán como digno de Las Vegas, pero en realidad es más cercano a cualquier show escolar. Claro que si te va mal con el show, será como del Blanquita. Pero bueno. Aquí, depende el tema que haya escogido el festejado, podrá ser de Princesas, Superhéroes, LazyTown, Barney Payasos, marionetas, magos y demás personajes que son del gusto de los niños. Si los papás del cumpleañero tienen pagado el show...ni como salvarte. REMEDIO - no hay. Aguantar hasta que el show termine. Eso sí, tendrás que estar a las vivas, no vaya a ser que alguno de los infantes a tu cargo se espante con "la mala".
Además de los shows, o al mismo tiempo, podrá haber concursos. Aquí se armarán equipos y cada uno jugará carrera de costales, pasarse un resorte por todo el cuerpo, jugar a las sillas y demás jueguitos que pondrán a prueba la habilidad y paciencia de los papás y niños. Y también está ese otro concurso donde el maestro de ceremonias sienta a todos y les pide que traigan objetos... llaves, celulares, una credencial de elector, una tanga de hilo dental, vamos lo que se le ocurra a su mente creativa y que crea que los papás traemos en la bolsa. Ambos concursos tienen como objetivo que los niños se diviertan pero sobre todo que ganen atractivos premios como un kit de luchadores de mercado, un kit de maquillaje, aviones de plástico con rebabas y demás. REMEDIO - 1. sentarse a disfrutar, pasar al frente a hacer el rídiculo para no generar traumas - estudios serios que piden el anonimato han demostrado que un papá que no pasa a hacer el ridículo en las fiestas infantiles genera más traumas que una nalgada - 2. Retacar cartera, bolsa y backpack con todo lo que creas te pueden llegar a pedir para que tu retoño gane al menos una vez.
La Comida
En la mayoría de las fiestas infantiles dan de comer o desayunar depende a que hora sea la fiestecilla. Por lo general a los papás les va bien con los alimentos - taquitos, hamburguesas, sopes y demás -. El menú de niños incluye pasta y nuggets, mismos que, salvo que los papás estén junto de ellos comiendo o se trate de Tragaldabas Jr., dejarán casi intactos. REMEDIO - Si eres de los papás que les agobia que sus hijos no coman nada saludable en una fiesta, el mejor remedio es llevarlos ya comidos. Que coman en casa y listo. Si eres de los papás alivianados (irresponsables, dirían los primeros), entonces que le den 2 mordidas al nugget, 2 papás y que corran libre por el salon de fiestas... total, ya comerán al día siguiente.
Pintacaritas
Una modalidad que empieza a crecer dentro de las fiestas infantiles. Llevar a la doña con su kit de maquillaje para que abunden las princesas, los perritos, los conejos, los ratones y los spidermen.... como si no fuera suficiente con la mugre y el azúcar de los dulces, ahora hay que lidiar con limpiar el maquillaje de los escuincles. Y es que por más que les digas que NO SE PINTEN, parece que entienden PINTENSE EN CHINGA. Y todo fuera como que se pinten, el chiste es la despintada. Que si utilizarán estos maquillajes en el IFE a la hora de la votadera, funcionaría mejor que su "tinta indeleble"
Litros de Agua, metros de papel de baño y una infinita cantidad de toallitas húmedas y aceite para desmaquillar es lo que se necesita para quitar la primera capa de pintura del mentado hombre araña. Y así hasta que la cara queda limpia y sobre todo lisita después de la sesión de exfoliación que le hiciste al chamaco.
El Pastel
No hay cumpleaños sin pastel. Así de simple. Pasteles de todas formas, colores, sabores y decoraciones. Desde el pastel con betún de chocolate hasta el pastel con forma de cenicienta y decorado con brillantina y hasta un arco iris. Por lo general, el panqué se salva y los betunes son más dulces que vaciarte la azucarera de un jalón. Es en este momento que los niños dejan lo que están haciendo y corren con su amiguito para estar con él a la hora de cantarle las mañanitas. ¿Qué puede pasar aquí? NADA...
Y no pasa nada porque ahora todo mundo vigila que ningún niño le meta el dedo al pastel, que todos estén cantando, que nadie juegue con el encendedor y demás vigilancia totalitaria en beneficio de un pastel que acabará mutilado después de que el niño apague las velas.
Adiós al recorrido con el dedo por el betún. Adiós a soplarle a las velas antes que el festejado. Adiós a cantar totalmente disparejo las mañanitas y sobre todo, adiós a una de las grandes tradiciones de la pastelería de cumpleaños... la Mordida del Pastel. Y todo porque ahora las mamás, que al parecer son socias fundadoras de la LPPC (Liga Protectora de los Pasteles Cumpleañoeros) dicen "No, porque si lo muerde se echa a perder el pastel y ya nadie come". Pero si de todos modos... los niños no se lo comen, las mamás so pretexto de dieta tampoco y los papás le dan dos probadas y ahí lo dejan. Así que no veo porque ahora nadie quiere darle Mordida al pastel. El pastel es el único momento en donde reina el orden sobre el caos.
here she comes that rainy day sun,
like a muppet at a birthday party;
rainy day's not spoiling her fun
rainy day sun
spinal tap
La piñata
Uno de los momentos de mayor desorden pero el único donde hasta los papás participan. Aquí desfilan miles de kilos de cartón disfrazados de superheroes, princesas, personajes de películas y televisión, balones de futbol y demás figuras por demás intrigantes que albergan en sus entrañas cantidades exhorbitantes de dulces, chocolates, polvitos y los tan aclamados TOTIS (que deberían recibir un premio).
Al principio todos se forman muy educaditos, pero después ya es tal el despapaye que hay quienes le pegan dos o 3 veces al personaje mientras que están los que por andar en la chacota jamás le pegan. Miles de niños pasan corriendo de un lado a otro con el único afán de poner el Jesús en la boca de las mámás y de que los papás estiren brazos y piernas tratando de que no les peguen evitando así que sea sangre en lugar de dulces lo que caiga al suelo y que la escena termine en algún programa de videos chuscos o en youtube.
Una piñata puede romperse en 5 segundos o en 10 días, depende la intensidad del apaleo al que la sometan los escuincles y obvio a la cantidad de cartón con al que fue elaborado el personaje aporreado. Y al sonido de... "Dale, dale, dale..." desfilan los niños para ver quién es el que tiene más poder para romperla y quién la mejor habilidad para recoger el botín de azúcar y chile.
Recoger el botín es todo un arte. Primero que nada hay que salir ileso de aventarse y no ser el blanco de un palazo. Después hay que saber donde caer para poder atrapar la mayor cantidad posible de dulces. Hay que aguantar los golpes de los dulces que caen sobre la cabeza. Hay que aprender a jalar la mayor cantidad de dulces y saber cómo almacenarlos para que ningún chamaco gandalla te birle lo que atrapaste. Y nada da más orgullo, como papá, que ver la bolsa de plástico llena de caramelos, chocolates y frituritas. Por esa razón, hay que saber "coachear" a los hijos en materia de piñatas, porque al final del día los papás, a veces, son los que más disfrutan lo que atrapan los niños. Conozco papás (por ejemplo YO, digo para que hacerse güey) que al final de cada fiesta hace un cateo a la bolsa (con o sin la orden correspondiente) para ver que dulces se quedan los niños y cuáles son decomisados por la autoridad.
Y para que los papás podamos disfrutar del mundo de caramelo, he aquí el: "Pseudo-Manual para la recolección de dulce piñatero"
1. La ubicación ideal es un paso atrás del centro. El centro es donde se juntan todos los niños pensando que ahí es el paraíso donde más dulces hay. Error. Al estar todos ahí, la cantidad de dulces es más peleada. Y ahora, por lo general, los papás o parientes del festejado agarran la piñata y la sacuden para que a todos les toque. Al hacerlo, los dulces caen más en la periferia del centro que en el centro mismo.
2. Al quedar abajo de la piñata, muchos dulces caen en la cabeza de los niños. La gran mayoría de los pequeños al sentir el trancazo de una tutsi-pop hace las 2 cosas más lógicas. Llorar y llevarse la mano a la cabezota. Error. Al levantar las manos, los dulces que han atrapado quedan a merced de los otros niños que o no les pega el dulce o sus papás ya los aleccionaron sobre este punto #2. Aquí hay que enseñar a los retoños a que tienen que aguantar vara, es decir, tienen que aprender que lo más importante son los dulces. Si quiere dulces, se aguanta la lluvía de dulces sobre su cabeza, si quiere llorar, que llore, pero jamás debe levantar las manos y dejar los dulces sin protección. Los niños al saber de la importancia de los dulces, aprenden la lección y nunca vuelven a quejarse de los dulces que caen del cielo. Créanme que funciona. Y si no me creen, pregúntenle a mi hija que hasta la fecha siempre dice muy orgullosa: "Papá, me pegó una paleta pero no lloré ni solté los dulces, porque los dulces son lo más importante".
3. La posición ideal para recoger dulces es hincado con las nalguitas sobre los pies. Las rodillas se abren para que en el hueco formado por las piernas quepan todos los dulces posibles. Es muy importante que los pies estén cruzados por detrás y bien cubiertos por las pompis del escuincle, así se evita la rapiña del gandalla que busca robarse los dulces por atrás. Y conforme se van acumulando los dulces, el cuerpo sirve para ir cubriendo por arriba lo que se haya ganado y al final, la tarea es abrazar los dulces como jugador de americano que recupera un fumble.
4. Los dulces se guardan en la bolsa de plástico hasta que todos los niños se hayan levantado. Simple. Ya con el botín bien resguardado por rodillas, cuerpo y brazos ahí hay que quedarse hasta que el último niño se haya levantado. Es entonces, y sólo entonces, que el niño debe incorporarse y empezar a meter sus dulces en la bolsa de plástico. ¿Por qué la espera? Porque si los niños se ponen a guardar los dulces mientras están rodeados de los amiguitos, los dulces capturados quedan a merced de los demás por estar guardándolos en la mentada bolsita. Así que mejor esperar y tener el botín completo a que se los madruguen por querer guardar todo antes que los amiguitos.
5. Por último, el niño debe darle a los papás la bolsa con dulces, hacerle un nudo a la bolsa y el paso más importante es: guardarla en la mochila, backpack o bolsa de mano de la mamá/papá. Muchos cometemos el error de dejar la bolsa de dulces sobre las mesitas. Error. Una bolsa de dulces sobre la mesa es una bolsa sin vigilancia para que cualquier niño distraido o gandalla (you name it) haga de los suyos.
Esos son los 5 pasos del pseudo-manual de recolección de dulces. Estos sencillos pasos sirve para el niño que clasificamos como el Slim Dulcero, es decir es el que quiere atesorar el mayor número de dulces, así como Slim millones.
Hay una clase de niño al que estos pasos no le funcionarán. Me refiero al Dulcero Selectivo: Este tipo de niños no quiere muchos dulces, quiere los mejores. Este niño al caer los dulces no se avienta a la bola, sino que camina lentamente entre el caos y viendo hacia el piso. Al avistar un dulce, de esos que vale la pena, se agacha y lo recoge. Tal vez sólo salga del ritual de piñata con 5 dulces, pero de los mejores. Para muchos es mejor salir con un Pelón Pelo Rico, una paleta payaso, unos skwinkes y una bolsa de totis, que salir con una bolsa que contiene estos 3 de estos y un montón de dulces de relleno que jamás se va a comer (porque creánlo o no, las piñatas tienen muchos dulces de esos que sólo sirven para hacer bulto)
El Souvenir
El souvenir es el regalo que los anfitriones dan al final de la fiesta. Va desde otra bolsa de dulces, como si se necesitaran más, hasta regalos más elaborados como libros de pintar, loncheritas, juguetitos y demás recuerditos que hacen que la fiesta cierre con broche de oro para el niño. Lo único malo del souvenir es que además de causar gran alegría a los enanos, hace que los papás salgan con más cosas que con las que entraron y después estarán en el olvido de los niños en cuanto lleguen a la casa y que serán parte fundamental del tiraderos. No puedes hacer nada para salvarte del souvenir. No puedes negarte a recibirlo porque sería una falta de respeto hacia los anfitriones. No puedes esconderlo porque los niños se acordarán de él por horas. No puedes deshaceter de él después, porque falta que lo tires a la basura para que los niños lo pidan. Así que será hasta la limpieza navideña del cuarto de los niños que podrás, o no, librarte de él.
La foto del recuerdo
Por último, llegamos a la clásica foto de salón de fiestas. En todos los salones de fiestas cuentan con un fotógrafo que tiene la laboriosa tarea de perseguir a los niños, tomarles fotos que valgan la pena y luego tratar de identificar a los papás del niño para irles a vender la foto. Sinceramente, la labor más difícil aquí es identificar a los papás. Estar viendo cada una de las fotos impresas, caminar por el salón y estar a las vivas para ver a qué niño le corresponde qué papá y poder acercársele a venderle la foto. La verdad es que la venta es fácil. Todos los papás salen al menos con una foto y si hay promo de 1 x 50 2 x 100, seguro caen más fácil. La persecución de las fotos es fácil, los tienes en un lugar encerrados y por lo tanto cautivos, así que por donde vaya el fotógrafo hay niños. Y lo que podría ser la parte más difícil que es la toma de las fotos, es irónicamente la más sencilla de todas. Es un fenómeno digno de un estudio serio, pero los niños cuando los parientes les quieren sacar fotos es una odisea para que hagan caso, se queden quietos, sonrían y no hagan caras extrañas. Pero basta que el fotógrafo del salón de fiestas se les acerque para que los mocosos se queden quietos, sonrían, posen sin hacer desfiguros. Las mejores fotos de mis hijas son las que les han tomado en las fiestas infantiles.
Todo lo expuesto aquí es sólo una muestra de lo que se podrán encontrar en una fiesta infantil. No incluye todo. Convivencia con otros papás, fiestas con animales, llevar al baño a los niños, accidentes en las fiestas, todo eso queda fuera...no por algo esto es un PSEUDO-MANUAL.
Al final sólo quien ha vivido una fiesta infantil puedo entender todo lo que pasa y aquí se describe. Al final yo no me puedo quejar, yo me la paso bien en las fiestas infantiles y miren que como en el kinder, los salones de las niñas están organizados por fechas de nacimiento, de noviembre a enero y de febrero a abril tenemos de 2 a 3 fiestas cada semana. Así que ustedes digan.
Ya les contaré cuando las fiestas infantiles muten en reventones de adolescentes. Para eso prepararé el Pseudo-manual de supervivencia a los adolescentes cumpleañeros en antros. Pero eso será... hasta entonces
it's my party and i'll cry if i want to
cry if i want to, cry if i want to
you would cry too
if it happened to you
it's my part
leslie gore
6 comentarios:
Ja! Creo que ni de niño me gustaban!!
jajajaja Saludos, me reí bastante, yo soy de los que de niños sufrió serios traumas, porque mi papá siempre hallaba la forma de no llevarnos a las fiestas de mis primos y a la vez no hacerme fiestas de cumpleaños, siempre hallaba como enojar se y no ir o que cuando estabamos por llegar nos regresábamos.
Yo ahorita a mi niña la he llevado a las fiestas y siempre, por alguna extraña razón siempre gano en los concursos de "Imita a Juan Gabriel"
Me gustaría añadir a tu manual, que al momento de llegar a la fiesta, siempre dejo el carro de perdis a una cuadra del local o casa del festejado, para que al momento de la huída, no andes viendo de quién es el vocho verde y la ford roja detrás de ti, y que de seguro son de los güeyes que les gusta quedarse hasta que terminan de barrer.
Mientras tanto, he estado planeando rentar un Pony en la siguiente fiesta de mi niña, jajaja
Nos vemos!!!
korkuss - es bueno verte de vuelta por aquí, pero por qué tan amargado!!! jajajaja un abrazo
miguel - es un gusto que estés por aquí y con tan buen comentario. Si, tienes razón con siempre buscar un lugar de estacionamiento cercano a la fiesta pero lo suficientemente lejos para no quedar encerrado y presa de los papás que se quedan hasta la siguiente fiesta.
un abrazo
Deno confesar que no tengo hijos y no pienso tenerlos en buen tiempo, situación que no me ha excluido de las fiestas de mis sobrinos, primos, hijos de conocidos. Confieso que son pocas las fiestas para niños que puedo llegar a tolerar.
Pero pues si no queda más remedio, apechugo y ya.
Muy bueno! de niña muy pocas veces fui a un salón de fiestas infantiles, y era LA experiencia, había albercas de hule espuma con unos trampolines enormes, ahora ya no existen me imagino que eran la cosa más peligrosa y mugrosa del planeta pero eran fascinantes.
Lo que puedo agregar es que eres buen papá y muy convividor porque mi esposo simplemente no va no va y no va, su argumento es: es que a mi esas cosas pues ya sabes que no. Y como no me late que las niñas se queden sin fiesta pues ahí voy, lo bueno es que ya están medianas y no tengo que estar paradas atrás de ellas del brincolin, pero mi punto es que la mayoría se desafana.
Saludos
las fiestas infantiles ya no son lo que eran, cuando era niña, sólo bastaba con un pastel y unos globos y ya, era una fiesta. Ahora debe haber un tema, debe ser en salón... como si fuera presentación en sociedad, y sólo tiene 2 años!!
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